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Sunday, February 27, 2011

La Princesa y las Plantas


La Princesa y las Plantas
Katie Styer
            Había una vez una princesa que le gustaba la naturaleza. Vivía muy feliz con su familia en un castillo, aunque de hecho preferiría dormir afuera, a causa de que el castillo era un poquito sofocante. Cuando no estaba asistiendo a un baile o función de estado, como era su obligación como princesa, ella estaba afuera, explorando y aprendiendo cuales plantas eran comestibles.
            Sin embargo, había una región donde estaba prohibido explorar. Sus padres dijeron que allí vivía una bruja quien tenía muchos celos de ellos, debido a que les olvidaron invitarla al baby shower de la princesa.
            Un día, la princesa estaba buscando hongos, y estaba tan embrollada en su deber que se olvidó de la región prohibida. De repente, se halló en un parte del bosque que nunca había visto antes. Pensó en regresar a su casa, pero en este momento vio algo brillante en la tierra. Lo tocó….y cayó en un sueño muy profundo.
            Cuando ella despertó, los alrededores habían cambiado muy dramáticamente. En vez de un bosque templado, estaba en una región tropical. Tenía en su mano una navaja de Swiss Army, lo que había visto en el bosque antes. Claro, pensó, era un truco de la bruja celosa. Pero quizás la bruja de verdad tenía corazón, porque ella dejó esta herramienta para la princesa. Ella no sentía rabia, solo echó de menos sus padres y le gustaría decirles que ella estaba bien.
            Empezó a explorar sus alrededores. Sentía una gran curiosidad, pero tenía confianza que podía sobrevivir en un clima tropical, porque había leído de eso en sus libros. Con la ayuda de su sabiduría y la navaja que le había dejado la bruja, pudo construir una casa bellísima y encontrar la comida que necesitaba.
            Afortunadamente para la princesa, la región en que estaba no estaba tan aislada como pensaba. Encontró toda la comida que necesitó, sin la necesidad de cazar animales. Siempre había tenido la habilidad hablar con ellos, y rápidamente convirtió en gran amiga de las gaviotas, delfines y panteras. Ellos le mostraron donde había un pueblo, para que pudiera escribir a sus padres y decirles que no se preocuparan, y que ella estaba bien en su nueva vida. Sus padres sentían tristeza por estar tan lejos de su hija, pero estaban orgullosos de ella, y felices que ella había sobrevivido el encantamiento.
            Pasaron siete años. La princesa empezó un negocio de orquídeas, helechos y otras plantas tropicales, y continuó viviendo en su casita, con sus compañeros animales por amigos. Un día, estaba en su jardín, trabajando con las plantas, cuando llegó un príncipe. Él dijo que estaba allí para rescatarla, pero ella dijo que no, no era necesario y que estaba bien allí. Le vendió algunas orquídeas, y empezaron una amistad estrecha. 

Monday, February 7, 2011

La Princesa Bonita y el Besucón.



La Princesa Bonita y el Besucón
Sarah Fox.

Cuento de hadas final
3 de febrero, 2011.


Había una vez una princesa muy bonita que vivía con sus padres, el rey y la reina, en un castillo hecho de pasteles. El castillo estaba hecho de pasteles para que la gente del reino pudiera comer algo dulce cuando quisiera y fuera feliz. No había puertas; si alguien quería entrar o salir, solamente tenía que comer un pastel y pasar por el espacio. Cuando alguien comía uno de los ladrillos dulces, la reina le ordenaba al cocinero que cocinara otro y rellenara las paredes del castillo con sus pasteles deliciosos. Las personas del reino amaban a sus reyes y vivían muy felices con su rey, su reina y la princesa bonita.
 Pero como la felicidad no dura para siempre, un día la reina se murió de una enfermedad horrible. El rey no quería que su hija creciera sin madre, y en menos de un año se casó con otra mujer—una mala bruja en secreto. A ella, no le gustaba que el rey y su esposa anterior hubieron gastado tanto la riqueza del reino en hacer tantos pasteles. Tampoco le gustaba que la gente pobre fuera feliz y no quería que ellos entraran a su castillo. Despidió al cocinero, y empezó a rellenar los espacios del castillo con ladrillos verdaderos de piedra, hasta que casi era imposible entrar o salir del castillo. Cuando la malvada nueva esposa vio lo que hizo, por fin usó su magia y hizo un hechizo en su esposo. Obligó que él saliera con ella por el único espacio restante que quedaba y cerró el castillo con un último ladrillo dejando atrapada a la princesa adentro.
Finalmente la bruja-esposa tuvo lo que quería: la atención del rey por ella única. Siempre había tenido celos de la princesa bonita y como el rey mimaba a su hija. Es más, temía que la princesa fuera más bonita que ella misma. Se dio cuenta cuando casi cerró el castillo completamente, que a lo mejor, la princesa era más inteligente también. Por eso, no dudó encerrar la princesa y dejarla sola para siempre.
Como los pasteles, que habían hecho feliz a la gente y habían sostenido el reino, hubieron desaparecido uno después del otro, mucha gente ya se había mudado a otro reino, o había muerto de tristeza. Sin embargo en el reino todavía quedaba una familia muy pobre que vivía en su casita del bosque sobreviviendo con los huevos de sus gallinas y la felicidad que les causaba a sus padres el hijo cada vez que sonreía. Cuando la malvada esposa y el rey pasaron corriendo por la casita, el hijo, ya grande y fuerte debido a la nutrición de los huevos, se dio cuenta de lo que había pasado. Salió de la casa, sin su sonrisa.
“¡ALTO!” le gritó a la malvada nueva esposa del rey.
“¡¿Me gritas a mí, chico pobre?!” le contestó mientras caminaba rápidamente hacia él.
“Sí, y usted puede correr del reino y nunca regresar. Veo que ha ruinado nuestro reino, sacando las pasteles y haciendo un hechizo en nuestro rey. ¡Ya basta! Me voy a liberar la princesa y nunca quiero ver su malvada cara en este reino después!”
“¿Me amenazas? Lo siento, chico andrajoso, pero no tienes el poder…especialmente ahora!” Y diciendo “ahora,” convirtió al valiente chico en una lagartija. “¡Ahora, no podrás ir a rescatar a la princesa, y nunca más serás feliz, porque no podrás enamorarte ni casarte!” Ella y su esposo encantado huyeron del reino y nunca mas se supo de ellos.
El hijo de la familia pobre corrió como lagartija hasta la casa de la buena bruja que vivía más cerca. Como las brujas podían hablar con los animales, el hijo-lagartija le explicó su situación.
“Lo siento, mijo, pero no puedo cambiarte en humano de nuevo. Pero, te puedo hacer otro hechizo para ayudarte. Si encuentras una princesa que te bese, cuando recibas el beso, te vas a transformar en hombre otra vez.” El hijo-lagartija estuvo de acuerdo, y la bruja le hizo el hechizo.
Como el chico sabía que en el castillo cerrado estaba la princesa, decidió llegar hasta él. Mientras caminaba con su caminado de lagartija, iba pensando en encontrar una solución para entrar y luego para lograr que la princesa lo besara. El reino era completamente desierto, y sentía muy solo pero no tenía miedo. Cuando llegó al castillo, corrió por todas partes de los muros buscando un hueco entre los ladrillos por él que su cuerpo pequeño de lagartija pudiera caber y entrar. Por fin, casi muerto de cansancio, encontró un hueco bastante grande, y lo entró. Buscó la princesa, y la vio en una cama, muriendo de tristeza y soledad sin sus padres y sus pasteles.
“Tengo que explicarle a ella mi situación” pensó. Pero las princesas no son brujas, y ella solamente podía escuchar los sonidos, como besos pequeños, en lugar de las palabras que le dijo. Los sonidos le recordaban a la princesa de los besos que su mamá, la reina, le había dado en su niñez. Ya era muy débil, y no podía abrir los ojos. Imaginó que era su mamá y se movió para besar la fuente de estos sonidos familiares. Se dio cuenta que los labios fueron muy raros, y abrió los ojos en tiempo para ver una lagartija transformando en un hombre hermoso. Con su sonrisa especial curó a la princesa de su tristeza, y con su fuerza especial obtenida de la nutrición de los huevos, hizo caer todos los muros del castillo. Escapó con la princesa y nunca perdió su deseo de besar. Ellos se casaron en la casita, y la princesa usaba los huevos para hacer pasteles y reconstruir un castillo hermoso y dulce. La gente del reino regresó para vivir con sus nuevos reyes amables. Ellos vivían felices en el reino, comiendo pasteles, para siempre.

El perro perfecto.


El Perro Perfecto.
Katie Styer

            Había una vez tres hermanas que eran hijas de un pastelero. Su madre murió cuando las niñas eran jóvenes, y su padre se casó con una mujer no muy amable. Un día, la madrastra les dijo "Vale, ya Uds. son mayores, pueden marcharse de la casa." Y las tiró a la calle con solamente los zapatos y la ropa que llevaban puesta.
           Afortunadamente las chicas tenían una madrina muy amable, con poderes mágicos y le dio a cada una un don: a la mayor le dio la belleza, a la del medio le dio inteligencia, y la chiquita le dio….un perro chihuahua.
 En poco tiempo, la mayor se casó con un hombre rico y simpático, y vivían en un hogar muy cómodo. La hermana del medio se trasladó a Nueva York donde era exitosa como autora y actriz. ¿Y la pobre jovencita? Pues, cuidó muy bien el perro, aunque no tenía ni idea porque el hada madrina se lo había dado. La vida no era tan fácil para la joven como la de sus hermanas. A veces, no había comida suficiente y los dos tuvieron que comer Ramen Noodles para la cena.
A la chica le gustaba hablar con su perro mientras limpiaba su modesto apartamento, o buscaba trabajo en el Internet. Un día, como era usual habló a su perro y le dijo que le gustaría tomar clases de baile, pero eran demasiados caras. De repente, el perro le dijo, "eres buena chica, no te preocupes. Lo que necesitas hacer es llevarme a tu clase, y solucionamos todo."
           La chica hizo exactamente lo que el perro pidió, y cuando llegaron a la sala de baile, el perro preformó una variedad de trucos lindos, como caminar en sus patas traseras, y hacer juegos y malabares con monedas utilizando solo su nariz. Los dueños del estudio de quedaron tan impresionados que le ofrecieron clases gratis a la chica.
         En pocos meses, y con mucha practica, la chica se convirtó en una gran bailarina. Decidió hacer una gira mundial con su perro, quien formaba parte de sus rutinas de baile. Mucha gente ofreció comprar el perro para muchísimo dinero, pero la chica siempre negó. Sería como vender un miembro de su familia. Una vez, estuvieron bailando en un país lejano cuando un príncipe rico de una nación pequeña la vio, y se enamoró de la chica. Los dos se casaron y la chica se pudo jubilar y trabajar como maestra de baile, gracias a la ayuda de su perro fiel.

El fin